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Los trastornos de sueño en niños son un motivo de consulta cada más frecuente, tanto en atención primaria cómo en atención especializada. Además de su alta prevalencia, son muy importantes para el buen desarrollo del niño, y para la calidad de vida de la familia, y no sólo porque les puede afectar en su comportamiento y estado de ánimo, sino también en sus funciones cognitivas.
Hoy vamos a hacer hincapié en unos puntos claves:
- Los trastornos de sueño en edad infantil, tienen consecuencias que pueden llegar a ser graves, tanto en los niños como en sus familiares, y requieren de un manejo adecuado y especializado.
- Las necesidades de sueño van variando con el crecimiento del niño, por ejemplo, los bebés duermen una media de 17 horas, mientras que los niños en edad escolar, deberían de dormir unas 10 horas.
- Las medidas de higiene de sueño y la terapia cognitivo-conductual son los tratamientos principales. La terapia farmacológica no suele ser necesaria en la mayoría de los casos, y se reserva para algunos muy concretos, nunca debe considerarse como primera medida ni como tratamiento exclusivo.
- La melatonina puede considerarse para niños con insomnio crónico, y que no responden a la terapia.
- Los problemas de sueño en la infancia, pueden estar asociados a problemas de salud mental en el futuro.
- La anamnesis y/o exploración física son indicados para el diagnóstico correcto, no siendo habitual la necesidad de estudios complementarios, salvo el calendario de sueño.
FASES DEL SUEÑO EN NIÑOS
El sueño de los niños, es una actividad que cambia, hasta que llegan las dos fases, bien diferenciadas de los adultos; el sueño REM (Movimiento rápido de ojos, en inglés rapid eye movement), y el sueño NREM (Non rapid eye movement) que se altera de manera cíclica durante el sueño.
El recién nacido: duerme durante mucho tiempo, con breves despertares entre medias. Hasta la sexta semana de vida el periodo más largo de sueño puede ser indistintamente de día o de noche.
A los 3- 6 meses: Se empiezan a regular los mecanismos de melatonina, cortisol y temperatura. El bebé empieza a organizar el sueño en función de los paseos, baños, comida… y tarda menos en quedarse dormido. La parte de sueño REM es mucho más larga que en el adulto, puesto que es un periodo de mucho aprendizaje y necesita más tiempo para procesar toda la información que recibe.
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A los 6-12 meses: El niño empieza a echar de menos a sus padres cuando no están. Es normal que a esta edad comience a necesitar algún tipo de muñeco o peluche para que lo asocie con dormir y no precise la presencia constante de algún familiar.
A los 12-24 meses: el niño duerme por norma general entre 14 y 15 horas, divididas entre una siesta por la tarde y el sueño nocturno. La duración del sueño REM va disminuyendo.
A los 2-5 años: el sueño dura aproximadamente 11 horas. A los 3 años es poco frecuente que se despierten durante la noche.
A los 5 años y en adelante : el niño ya no duerme la siesta rutinariamente y la duración de las fases es igual que en el adulto.
El adolescente: suele dormir menos horas, aunque sus necesidades de sueño sean las mismas que antes. Es frecuente que le cueste más dormir y que haya diferencias en los horarios del sueño entre los días de diario y los de fin de semana.
RECOMENDACIONES PARA UNA BUENA HIGIENE DEL SUEÑO
- Se debe intentar mantener los horarios, incluyendo los fines de semana.
- El ambiente, a la hora de dormir del niño, debe de ser relajado, con poca luz y clima confortable.
- No debe irse a dormir sintiendo hambre, y tampoco habiendo bebido mucho líquido.
- No de realizar ejercicio el tiempo previo a irse a dormir.
- En la medida de los posible evitar las siestas largas.
- Evitar el uso de las tecnologías antes de irse a la cama.
- Debe dormir solo, sin nuestra ayuda, ni asociando nada al sueño, como biberones, dar el pecho, o nuestra ayuda, sin embargo, si podemos darles un peluche para ayudarles a conciliar el sueño.
- Para recomendaciones más específicas según la edad del niño, es recomendable consultar con un pediatra o un especialista.
TRASTORNOS DEL SUEÑO INFANTIL
Los trastornos del sueño infantil, junto con los trastornos de alimentación, son los más comunes, sobre todo en menores de dos años, aproximadamente un 20% de los niños de estas edades los padecen, normalmente son de carácter nervioso, o se presentan en niños con familiares que también son nerviosos, y que han estimulado a los niños de forma incorrecta.
Cómo decimos, estos trastornos, pueden tener gran repercusión en el niño, como estar más irritables, separación de la pareja adulta para dormir con el niño, perturbando así el sueño de los padres, ansiedad, falta de concentración y perjudicar en el ámbito escolar.
Existen distintos trastornos de sueño, siendo los más habituales:
- DISOMNIAS: El insomnio puede los dos años en adelante, y puede ser total, cuándo el niño no duerme prácticamente nada, o parcial, que es lo más habitual, y existen varias causas, cómo físicas: dolor de oídos o dolor abdominal, causado por parásitos intestinales, algunos medicamentos, o incluso algunos tipos de cacaos que también pueden alterar el sueño. También puede afectar el entorno escolar del niño. La hipersomnia es más rara en la infancia, y se asocia a alteraciones del sistema nervioso central.
- PARASOMNIAS: Cómo el bruxismo, que es el rechinamiento o presión de los dientes por la noche, alucinaciones hipnagógicas, que son frecuentes en niños de entre 6 y 15 años, y que tienen relación con vivencias del día anterior, mioclonias de adormecimiento, que son contracturas musculares, que afectan al cuerpo entero y producen sensación de caída, rítmias, que son vaivenes de la cabeza que en ocasiones se acompañan de un canturreo, sonambulismo, somniloquia, o terrones nocturnos y pesadillas.
- TRASTORNOS FUNCIONALES: Rechazo o negativa de irse a la cama, por sentir miedo, o angustia por separarse de sus padres, o rituales al acostarse: apagar la luz, cerrar las persianas, beber agua…
Existen una serie de normas higiénicas que hemos mencionado en nuestro artículo, pero muchas veces, incluso llevándolas todas a la práctica, son insuficientes y el problema persiste, en este punto es recomendable solicitar la ayuda de un especialista, y acudir a terapia.
En Psicólogos FHd te ofrecemos un conjunto de medidas implicadas en la mejora de la relación del paciente con el entorno de sueño, así como la identificación y la extinción de respuestas cognitivas del paciente en relación con el sueño y su entorno, que favorecen la aparición de ansiedad o inquietud a la hora de dormir, de tal manera que las sustituimos por razonamientos lógicos.
Disponemos de diferentes técnicas, como terapias de control de estímulos, y técnicas de relajación progresivas además de terapia cognitivas . La terapia cognitivo conductual ha demostrado una gran eficacia, especialmente en aquellos trastornos del sueño que presentan un importante componente de ansiedad. No dudes en contactar con nosotros y pedir una primera consulta.