Carlos Rodríguez Muñoz

Desde que empecé a estudiar Psicología en 1995 ha habido dos focos importantes en mi interés por ella. Por un lado, la comprensión del ser humano de una manera profunda que intente ir más allá de la superficialidad y, por otro lado, el convencimiento de que la psicoterapia es una herramienta útil para aliviar el sufrimiento.

A lo largo de todos estos años he podido cumplir de manera parcial ambos objetivos. Por un lado, en la consulta he podido ver como la mayoría de las personas aliviaban su sufrimiento a medida que iban entendiendo como se mantenía. Esta comprensión les hacía más libres y les permitía tomar decisiones para mejorar su vida.

Esta experiencia profesional y la investigación y estudio continuos me han permitido también entender más al ser humano, sus motivaciones, sus angustias, sus necesidades, sus capacidades y sus fortalezas, aunque en este campo aún queda (me queda) mucho por hacer.

Con el paso de los años surgió el interés de transmitir y divulgar los conocimientos que había ido adquiriendo. Por ello estuve unos años como profesor del Prácticum de alumnos de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, empecé a escribir un blog (www.psicologia-para-no-psicologos.es) y puse en marcha junto con José Luis González la Asociación Social Brain.

Tanto los estudios realizados como la experiencia a lo largo de estos años me han permitido ser acreditado como experto psicoterapeuta tanto por la FEAP (Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas), como por la Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos (EFPA).

Estoy muy agradecido porque en todos estos años he tenido la oportunidad de hacer muchas cosas en el ámbito de la Psicología, las cuales siempre han sido guiadas por la búsqueda de la comprensión del ser humano y por el deseo de ser útil para mitigar el sufrimiento. Queda mucho por hacer.

José Luis González Sebastián

Cuando comencé mis estudios de psicología en 1995, había pasado un siglo desde el nacimiento de la psicología como ciencia, pero la necesidad del ser humano por descubrir más de sí mismo nos ha acompañado desde siempre. La juventud de la ciencia psicológica no debe estar reñida con la investigación, y ésta, nunca debe enemistarse con la búsqueda de nuevas soluciones e instrumentos para aliviar el sufrimiento humano que, por otro lado, es el objetivo de toda psicoterapia.

Tras licenciarme, tuve la oportunidad de estudiar con José María Pérez Millán, Jefe del Servicio de Psicología del Hospital Gregorio Marañón, quién me aportó un sólido conocimiento en el diagnóstico clínico, una manera
de entender la psicoterapia centrada en la tradición centro-europea, además de algo más importante, las ganas de seguir conociendo más sobre los entramados del cerebro y la conducta humana. A partir de ese momento comienza una carrera por formarme todo lo posible para tener un conocimiento más amplio del ser humano, dicha formación, así como mi práctica clínica me permitieron acreditarme como experto psicoterapeuta por la Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos (EFPA).

Entre 2012 y 2015 alterno el desempeño de la psicoterapia a tiempo completo junto con la docencia, como Psicólogo colaborador de docencia práctica del departamento de personalidad, evaluación y trastornos psicológicos I, en el practicum de los alumnos de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, trasmitiéndoles todos los conocimientos que durante mi época de formación y práctica clínica he podido acumular, así cómo, lo que para mí es más importante: la honestidad, la seriedad profesional, el rigor científico y la continua formación académica en el trabajo como
psicoterapeuta.

La Neurociencia en el siglo XXI está comprometida con la investigación de las profundidades del cerebro humano y sin duda vamos a ser testigos de nuevos avances y descubrimientos. Por mi parte seguiré aprendiendo con la misma pasión que en los inicios de mi carrera profesional e implementar los nuevos conocimientos en mi práctica clínica para que mis pacientes puedan aliviar su sufrimiento, cumplan sus deseos o mejoren en sus vidas.